miércoles, 7 de enero de 2009

Óleo "Hurí"

Óleo sobre tela


Una hurí
Por Virgina Simari

Él siempre mira el horizonte,
como buscando por sobre ella.
Mientras, la mano del presente
le acaricia el pecho implorándole atención.
Ensaya siempre tener dedos grandes y lisos,

que tomen por sorpresa sus pensamientos.
Es allí donde están sus ilusiones.
En el torso desnudo cubierto por cabello propio y ajeno.

Un cuarto vacío, dos espíritus colmados,
miradas dispares.
Al frente, sus ojos color venus
persuadiéndolo todo.
Pero él siempre mira el horizonte,
como se mira el futuro.
Aun sabiendo que puede pensarlo
porque ella no deja de cubrirle el pecho con su mano de hurí.


En la religión islámica, una hurí es una bellísima doncella virgen de ojos negros y almendrados, cuya dulcísima compañía en el paraíso todo verdadero mahometano gozará tras la muerte. Estas doncellas, que tienen el don de la eterna juventud y están dotadas de toda suerte de encantos, simbolizan para algunos musulmanes la eterna felicidad.


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